Un secreto escrito, “El silencio de Las Maravillas”
La tarde del viernes 12 de mayo nos citamos en la Llibreria Alibri de Barcelona con la filósofa Concha Fernández Martorell, escritora de diversos ensayos, para la presentación de su último libro El silencio de Las Maravillas, su primera incursión en el espacio literario. Una novela que nos demuestra cómo los datos aparentemente sin sentido pueden ocultar algo que nos aproxime a la verdad, una verdad que nunca puede ser dicha, pero sí insinuada.
Fue con esta misma sensibilidad que Josep Moya, psiquiatra psicoanalista, presentó la novela, como un texto que tiene además de un enorme interés literario, también un gran atractivo para captar, desde el psicoanálisis lacaniano, la realidad psíquica, porque en toda familia, siendo ya hablados antes de nacer, se nos asigna un lugar en la estructura familiar; a partir de ahí se desencadenará, en cada uno de nosotros, un interrogante. A Paula, la protagonista, le atraviesan palabras no dichas, enigmáticas, y Concha Fernández, con un exquisito malabarismo, nos implica como lectores, y como sujetos, en la búsqueda de esas palabras no inscritas, no significadas, durante cuatro generaciones.
La catedrática de literatura española, Lola Josa, arrancó con la alusión a lo cervantino en esta novela donde circula por igual la denuncia al engaño, como el cuidado por el universo femenino, lo que revela la autora haciendo hablar al silencio deteniéndose en los personajes y sus interioridades, adjetivando los ambientes, describiendo con mimo los objetos, un texto lúcido, con una calidez vecina a Martín Gaite, una novela que revindica la resistencia femenina como propagadora de alegría y dadora de palabra. Las más de ochenta personas que compartimos, y con tanto cariño, esa hermosa velada supimos del porqué Lola Josa estaba destinada a presentar este libro; no fue un juego del azar.
La autora nos contó que también no solo el significante, sino también los objetos tienen una capacidad evocadora; toda una referencia benjamiana. Las mujeres han sido silenciadas como colectivo, con esta motivación la autora exploró un ámbito en el que ellas fuesen las protagonistas, independientes de los hombres, una nueva subjetividad de la mujer, creadoras de su propio destino, artistas de los cafés concierto y de los teatros de varietés de finales del XIX y principios del XX, verdaderas agentes sociales enfrentándose, en acto, al sometimiento. Así es como el pasado produce un efecto en el futuro ritmando con las dos voces en que transcurre la novela.
A modo de coda solo me resta añadir que nos encontramos ante una historia en la que lo oculto nos interpela para ser descifrado, “las palabras hablan por sí solas sin que nos demos cuenta y, si seguimos su rastro, son siempre reveladoras”, el lenguaje habla más de lo que dice, con su inercia delata algo de nuestro deseo. Concha Fernández en esta novela se ha apoderado de la coalescencia entre lo escrito y lo secreto, dos palabras y una sola diferencia. Ha nacido una extraordinaria novela, os cautivará.
Gema Sanz Botey
Máster en Teoría y Práctica Psicoanalítica, ACCEP, Barcelona
*Este texto fue originalmente publicado en P21.
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